Por Amalia Perez Molek

La cita fue en el Museo de Bellas Artes en una tarde otoñal. Ahí coincidieron familias del colegio para visitar las salas de pintores viajeros y ver las obras de artistas como Ernesto de la Cárcova y Eduardo Sívori, entre otros, que estudiaron hacia fines del siglo XIX en Italia, Francia y España. La profesora Amalia Pérez Molek nos ofreció una introducción antes del recorrido para detenernos a mirar algunos aspectos en especial: los paisajes, las vestimentas, las costumbres. Así fuimos conducidos a través de las pinturas apacibles de Prilidiano Pueyrredón, las batallas de Cándido López, La vuelta del malón de Ángel Della Valle, pintor que nunca asistió a una batalla, y sin pan y sin trabajo, de De la Cárcova, en el que se observan a través de una ventana fábricas que en esa época no se habían construido aún en nuestro país. De esa manera, Amalia nos fue guiando a través de las distintas expresiones de nuestros pintores.

En el primer piso vimos las obras de aquellos pintores de las primeras décadas del siglo XX que conformaron el imaginario del ser argentino, como Fernando Fader, quien estudió en Alemania y se radicó en Córdoba, donde retrató las sierras y personajes que las habitan con una

paleta que incluye el color magenta. O los trabajos de Bernardo Cesáreo de Quirós, entrerriano que, con obras de gran tamaño, marcó la importancia del personaje del gaucho, que había sido descrito como un perseguido en el siglo anterior.

Finalmente, cada familia recibió en las Salas de Arte Abstracto y Geométrico unas consignas para que todos, y en especial los niños, se sintieran especialmente involucrados observando con atención para encontrar las formas y colores que les fueron asignados.

Así pasó la tarde dedicada a visitar el Museo de Bellas Artes y disfrutar de sus maravillosos tesoros.