Por Evelina Mahler

El predio de la Escuela Hogar Verónica fue tradicionalmente un lugar para que los estudiantes de ES1 trabajaran en un proyecto de ciencias, enmarcado en el currículum de las materias de Biología, Geografía y Geoambiente (Ciencias Naturales), durante siete días, que era el tiempo que contemplaba el viaje. Este proyecto era coordinado principalmente por Susana Vázquez Val, profesora de Biología del colegio durante muchos años.

Hace algunos años, el viaje a Verónica con primer año se acortó a tres días y se fue transformando en una experiencia más destinada al encuentro y el refuerzo de vínculos.

Desde el Departamento de Ciencias Naturales consideramos que, dado que Verónica es un espacio tan especial y tan lleno de naturaleza y belleza, teníamos que encontrar una manera de volver a habitarlo con una mirada integral científico-ambiental.

El trabajo de campo es una estrategia didáctica que permite acercar a los estudiantes al entorno para apreciar su biodiversidad, posibilitando un medio de aprendizaje mucho más dinámico y vivencial y rompiendo con la monotonía del aula. Un espacio , donde el estudiante es capaz de confrontar lo teórico con lo práctico (Vera y Martínez, 2013)

En un contexto escolar en el que el marco institucional y la presión curricular dificultan este tipo de actividades que tienen que ver con el “hacer ciencia”, está demostrado que este tipo de iniciativas aumentan la motivación de nuestros alumnos, ya que rompen con la rutina habitual de las clases en el aula y trasladan el aprendizaje al entorno natural. Además, permiten la formación científica al posibilitar el desarrollo de técnicas y estrategias características de las tareas científicas, como son la observación, la comparación, la descripción y el análisis, entre otras. Son una oportunidad de “ponerse en los zapatos del científico”.

Este primer campamento científico generó una gran expectativa en nosotros, los organizadores. La dirección de Secundaria nos presentó esta ventana de oportunidad y todo el equipo nos apoyó plenamente en la organización. Conformamos equipo las profesoras de Biología (Ingrid von Bilderling, Paula Echevarría y quien escribe,, Evelina Mahler), junto a Verónica Behrens, profesora de Arte especializada en ilustración científica. Nos acompañó Pelu, nuestro querido experto en vida en la naturaleza, y además tuvimos el honor de contar con dos invitadas de lujo: Susana Vázquez Val y Edith Neumann, ambas con una larga historia y experiencia en Verónica.

Los y las participantes fueron convocados en función de susintereses y sus logros en las materias de Ciencias Naturales. También viajó nuestro flamante equipo de Eco-Club para aprovechar este tiempo y comenzar a idear el plan de acción 2023-2024 para un colegio más sustentable. En total fueron 30 chicos y chicas de 3ro, 4to, 5to y 6to año, una experiencia de convivencia única.

En estos tres días se definieron áreas de muestreo, se realizaron relevamientos topográficos, geolocalizaciones, relevamientos y estudios de comportamientos de especies invertebradas,flora, hongos y líquenes. También registros meteorológicos, análisis físicos y químicos de suelos y agua de la laguna negra, cianotipia y un concurso fotográfico. Tuvimos momentos de juego, de reflexión, de contemplación, de fogón, pero especialmente de mucho trabajo, preguntas, sorpresas (nunca nos vamos a olvidar de la serpiente decapitada en el trabajo de huerta), compañerismo, compromiso y entusiasmo.

Para algunas fue volver a Verónica luego de cinco años y de manera casi inesperada (las chicas de 6to).

Para otros, fue un disfrute de la naturaleza casi inesperado, un abrir los ojos ante las cosas que no vemos porque no miramos, un encuentro con la biología – la ciencia de la vida- desde un lugar genuino y propio.

Para otras (“las jubiladas”), una emoción volver a acompañar a chicos y chicas cuando creyeron que esa etapa había terminado . Algo impensable y lindísimo. Porque la jubilación está en un papel, pero la pasión por la enseñanza, por la naturaleza y por los chicos y el entusiasmo compartido quedan para siempre.

Para las docentes organizadoras fue un orgullo, un aprendizaje con aspectos a sostener, otros a mejorar, una esperanza de que este proyecto continúe, que siga convocando, que avive la llama del niño que todos tenemos adentro y que ante todo se maravilla y todo lo pregunta.

Sensibilizar a nuestros jóvenes acerca de la naturaleza que nos rodea, entender que para cuidarla hay que conocerla, y poder tener este espacio tan querido para desarrollar este proyecto fue una oportunidad única.

Agradecemos a todos los que lo hicieron posible y nos acompañaron en esta idea. Los esperamos a fin de año para conocer el trabajo realizado y los resultados puestos en palabras por los protagonistas durante el congreso científico que estaremos organizando pronto.