Por Agustina Zoe G.d.Q., alumna de 4° B

Hace pocos días, todos los alumnos de 4º año fuimos invitados a pasar tres días al Rancho de Popy, en Tandil. Esta experiencia es conocida principalmente por lograr que los alumnos que van al campamento vuelvan con una relación más unida. Muchos profesores nos han hablado muy bien de este viaje, contando sus propias experiencias, así que ahora yo voy a contar cómo fue la nuestra este año.

Para empezar, tengo que decir que desde el comienzo todos estuvimos muy emocionados por ver qué actividades íbamos a hacer y, al final, no nos decepcionaron.

Algo a remarcar, es la calidad de la comida del campamento. Cuando le preguntaba a algún profesor acerca del viaje, lo primero que hacían era hablarnos muy bien sobre la comida, y al final tenían razón. Pudimos comer medialunas, muffins, fideos con salsa, hamburguesas, y muchas cosas más. Se notaba que todo era casero y se sentía como una recompensa sentarnos a comer después del cansancio con el que quedábamos de realizar todas las actividades.

Todas los desafíos propuestos lograron, por un lado, que se superaran miedos, y en algunos casos, que se crearan nuevos, pero haciéndonos más valientes ahora que sabemos que pudimos pasar por ellos.

Dos de las muchas actividades que hicimos fueron tirarse en tirolesa y cruzar el puente tibetano. Este último fue gracioso, ya que todos intentaban mover el puente intentando que el resto se caiga. La mejor de todas, en mi opinión, fue la bajada en rapel. Ahí, todos los compañeros/as debían permanecer atentos, asegurándole la soga a quien estuviese bajando. Algunas personas estaban asustadas por tener que bajar a tanta altura y por tener que confiarle su soga a otra persona, pero entre todos pudimos unirnos para convencerlos y ayudarlos, dándoles ánimos para que al final todos pudiéramos pasarla bien. Al terminar la actividad, se probó nuestra confianza en personas que no conocíamos bien. Terminamos dándonos cuenta de que podemos confiar en el resto de nuestros compañeros.

Otras actividades que lograron reforzar la relación de la camada, haciéndonos cooperar trabajando en equipos, fueron las actividades del bosque, en las cuales nos mezclaron completamente para trabajar juntos y pasarla bien.

Creo que estoy en lo correcto al decir que todos tuvimos una experiencia única, y que fue tan linda que esos tres días debieron ser más. Estoy segura de que todos la pasamos bien, y que tener un campamento de este estilo más adelante podría unirnos aún más. A todos nos emociona esta idea de tener más campamentos junto al resto de la camada en los próximos años.

Fue una experiencia única que volvería a repetir sin pensarlo dos veces, así que doy las gracias a los que nos dieron la oportunidad de poder llevarlo a cabo.