El pasado jueves 4 de septiembre, los estudiantes de 6° año de Secundaria (A y B) visitaron uno de los centros culturales del Complejo Chacra de los Remedios, ubicado en Parque Avellaneda.
La Casona de los Olivera, el Antiguo Tambo y el Antiguo Natatorio son los tres edificios históricos en los que se desarrolla la vida cultural de este espacio.
Al llegar al Centro Cultural, fueron recibidos por dos guías del equipo educativo de la Casona, quienes les compartieron parte de su historia. La antigua Casona de los Olivera fue, en un principio, el centro de un emprendimiento agrícola innovador. Luego, a partir de las reformas realizadas en 1870, se transformó en una lujosa mansión que funcionó como punto de encuentro de la alcurnia porteña.
En 1928, el espacio fue adquirido por Domingo Olivera para destinarlo nuevamente a fines agrícolas, actividad que desarrolló durante casi 100 años. Esta familia convirtió la propiedad en una residencia señorial. A comienzos del siglo XX, la Chacra de los Olivera contaba con ejemplares de especies arbóreas traídas desde Europa. Por esta razón, la Municipalidad de Buenos Aires le ofreció a la familia Olivera comprar parte de sus tierras para convertirlas en un parque público. En la actualidad, el Parque Nicolás Avellaneda es el segundo espacio verde público más grande de la Ciudad, destacado por su extensión, forestación e historia.
Entre 1960 y 1983, el predio atravesó un período de decadencia, fragmentación y abandono. Durante esos años se levantaron rejas sin planificación y, como punto crítico de su deterioro, la traza de la Autopista Perito Moreno lo atravesó parcialmente, generando una profunda división en el lugar. A fines de la década de 1980, comenzó una etapa de recuperación con la fundación del CESAV (Centro de Estudios y Actividades Vecinales de Parque Avellaneda), a partir de la cual los vecinos impulsaron un modelo de planificación participativa junto con las autoridades municipales.
En la Casona, los estudiantes recorrieron la muestra institucional que reúne un corpus de obras de grupos de artistas contemporáneos vinculados a la gráfica y al textil. Esta exposición se enmarca perfectamente en nuestro proyecto Die Stube der leisen Künste, en el cual las producciones manuales son el hilo conductor para visibilizar los procesos reales de creación, así como el disfrute que surge del andar creativo.


