(Por Roberto Germán Wendorff)

La mañana del lunes 23 de septiembre partimos una vez más a la Escuela-Hogar en Verónica, Provincia de Buenos Aires. En esta oportunidad acompañamos al primer contingente de alumnos de 1º año C y E de Secundaria de la Goethe-Schule. Salimos bien temprano y en un abrir y cerrar de ojos llegamos a destino, apenas unos minutos más tarde de la hora habitual del desayuno.

Luego de disfrutar el más rico de los desayunos, nos instalamos en los pabellones y nos dispusimos a reencontrarnos con el bosque, sus aromas, los sonidos de su fauna y los senderos que se adentran en la verde espesura. Mientras tanto los chicos intentaban descubrir algunas de las chozas, que apenas hace unos meses levantaron con sus propias manos, durante el viaje de 6º año de Primaria. Luego de esto, apenas les quedó unos pocos minutos para corretear tras la pelota de fútbol, jugar al ping-pong, lanzar al cesto de básquetbol o sencillamente relacionarse y charlar un poco con los amigos de siempre, o aquellas nuevas amistades de la otra división, que los chicos fueron descubriendo desde la partida misma en Buenos Aires. Por la tarde y luego del almuerzo, comenzamos con las actividades cuidadosamente programadas por Melina, tanto las más formales como las recreativas. 

La verdad es que el Schullandheim de Verónica es un lugar mágico, único y maravilloso de la comunidad de colegios argentino–alemanes y ofrece un sinfín de posibilidades educativas. Es un poco como transportarnos en el tiempo, reencontrarnos con la naturaleza y bajar un cambio en el ritmo semanal. Los chicos lo disfrutan enormemente y están ansiosos de participar en los clásicos juegos durante el día o durante la noche, para finalmente caer rendidos por el cansancio, hasta la mañana siguiente. En esta oportunidad se pudieron desarrollar actividades relacionadas con valores humanos, la convivencia entre ambos grupos y demás actividades cooperativas. 

La noche del martes, alumbrados por las llamas del tradicional fogón y abrigados por el calor del fuego, nos brindó la posibilidad de disfrutar de todo el talento natural de nuestros chicos. Ellos nos regalaron varias representaciones de distintas leyendas autóctonas, trabajadas durante el día, como así también divertidos sketches en donde los chicos se lucieron en gran forma.

Finalmente y para ponerle un broche de oro a nuestra corta estadía, recibimos en la mañana del miércoles al segundo contingente. Todos juntos y luego del  desayuno participamos de entretenidos juegos cooperativos, algunos muy divertidos, otro no tanto, pero en todo momento se vivió un clima distendido y alegre que nos dejó un grato recuerdo al momento de regresar a casa. Cabe destacar que tuvimos durante esta última actividad, la grata compañía de nuestro Director General, el señor Philipp Wehmann, quien además aprovechó para conocer las bondades del lugar y más tarde nos acompañó, entre mate y mate, durante el viaje de regreso.

Muchas gracias a los colegas docentes, Dominik Gmeiner, Ximena Paniego y Melina Seifert, nuestra Coordinadora General. Gracias a todos ellos por su grata compañía, su buen humor y toda su enorme dedicación a lo largo de los tres días.