A pocos días del regreso a clases, luego del receso invernal, una atractiva vivencia nos esperaba junto a los chicos y chicas de 2° año de la Goethe-Schule.

A pocas horas de viaje del colegio, al norte de la provincia de Bs. As. en la localidad de San Pedro, nos esperaba muy cerquita de la ciudad, La Posada del Fuerte.

Llegamos a media mañana, con tiempo más que suficiente para conocer parte del grupo de personas que habría de acompañarnos durante nuestra estadía en el lugar, también, para reconocer las instalaciones en donde habríamos de pasar la mayor parte del día desarrollando las distintas actividades.

Luego del reconocimiento general, nos pusimos en acción con algunas dinámicas y divertidas actividades grupales. Pasamos un grato momento antes de pasar a disfrutar de un abundante y rico almuerzo.

Por la tarde, luego del almuerzo, para comenzar de la mejor manera y aprovechar cada una de las actividades propuestas, nos distribuímos en tres grupos, buscando integrarnos y conocernos durante actividades algo inusuales y fuera del ambiente áulico.

Enfrentamos nuevos y emocionantes desafíos, aunque todo ello, dentro de un marco de gran seguridad que nos invitaba a aceptar cada una de las actividades, no sin antes sentir naturalmente alguna sensación de vértigo, inseguridad o incluso temor, que nos hacía dudar un tanto antes de aventurarnos a trepar los árboles o a lanzarnos por el cablecarril.

Rapell, arborismo, palestra, cablecarril y metegol humano fueron algunas de las propuestas diurnas. Luego de la cena disfrutamos de un par de juegos nocturnos y por supuesto del tradicional y esperado fogón, la última noche en la Posada del Fuerte.

Una entretenida caminata con pesca incluída fue parte de todo el programa que culminó en la tarde del viernes, con una más que interesante visita al punto histórico de la Vuelta de Obligado, sobre el margen del río Paraná.

Esta visita fue acompañada por una guía, quien nos ilustró con interesantes relatos sobre aquellos heroicos acontecimientos del 20 de noviembre de 1845, cuando un puñado de civiles y unos pocos militares dieron sus vidas por la Patria, defendiendo nuestra soberanía y demostrando a pocos años de nuestra independencia, cómo comenzábamos a consolidarnos como país libre y soberano.

Muy agradecido por esta oportunidad de acompañar a este hermoso grupo de chicos, chicas y colegas, regresamos a casa con la alegría de haber disfrutado a pleno y con la convicción de que los chicos sumaron nuevas y enriquecedoras experiencias que les harán valorar este tipo de salidas, crecer y madurar como personas de bien. ¡Gracias, grupo maravilloso, a seguir creciendo y disfrutando cada momento de nuestra vida!

Prof.Roberto Germán Wendorff