Por Antonia Canevaro

Por la tarde, comienzan los últimos preparativos, aquellos pequeños detalles para terminar de añadirle un toque mágico a la noche que se aproxima. Las docentes de Kindergarten y, por primera vez, de Primaria se preparan para recibir a sus alumnas y alumnos. 

Los niños van llegando poco a poco y se juntan llenos de entusiasmo y algo nerviosos en la entrada. Llegó el día tan esperado, ese día que vienen preparando hace semanas en la sala o en el aula, para el que escucharon historias, hicieron dibujos, compartieron reflexiones, aprendieron canciones y crearon su tan preciado farolito, su «Laterne». Ese día que, a medida que se acerca, promete un nuevo tipo de magia, esa que hace que a uno le brillen los ojos y le sonrían los labios. 

A las 19:30 h comienzan a entrar a sus respectivos espacios, donde los esperan sus docentes y sus farolitos. Cuando cada quien ya está preparado, las luces están encendidas y el sol se escondió dando paso a la noche, los chicos comienzan a caminar. El «Laternenumzug», el camino iluminado por velas que recorren alumnos, docentes y familias hasta el fogón, es un momento compartido de reflexión, agradecimiento e introspección. 

Poco a poco, el edificio va quedando atrás y el grupo iluminado por muchos pequeños farolitos que brillan en la oscuridad se acerca, atraído por la música y guiados por las velas que marcan el camino, a una ronda. Uno a uno se van sentando, acompañados por las familias que forman una ronda más amplia. 

Finalmente, las docentes dan inicio a la ceremonia, dicen unas palabras y… ocurre la magia: una lanza prendida fuego vuela por el aire y enciende las maderas apiladas en el centro; unas tímidas llamas se van llenando de energía y un fogón flameante ilumina los rostros. 

Entonces, con la música tocada en vivo, comienzan a entonar la primera canción: “Laterne, Laterne, Sonne, Mond und Sterne”. Los farolitos y el fuego brillan y dan paso a la siguiente canción: “Lichterkinder”, cuya letra emociona profundamente a todos los niños. 

Luego llega un momento muy especial. Las docentes de ambos niveles descubren los deseos escritos por los chicos y en un gesto simbólico los dejan encenderse con el fuego para que se multipliquen con el calor y se cumplan. 

La música comienza a sonar una vez más y se entona la primera estrofa de “Meine kleine Laterne leuchtet schön”. 

Con las voces cargadas de emoción, comienza a escucharse la última canción: “Ich geh´ mit meiner Laterne” que acompaña con su magia este encuentro desde hace mucho tiempo. 

Las voces se apagan suavemente y luego de unas palabras de agradecimiento, comienza el regreso. En el Kindergarten se encuentran los alumnos de sala de 5 y en Primaria los de 1° año para compartir unos últimos momentos de alegría y recibir las tradicionales galletas “Weckmänner”.

Así, cada quien se vuelve a casa, abrazando lo compartido en esta nueva noche mágica de «Laternenfest».