De Tim O. Sander, Coordinador General de Alemán

“Tarda en llegar pero al final hay recompensa”

                                                              G. Cerati

En efecto, la inmersión es un largo camino que no discurre en línea recta, porque la adquisición de la lengua no sigue los principios de una ecuación matemática. Pero sin embargo, al final, se puede afirmar: La inmersión vale la pena.

Cuando los actuales alumnos de cuarto grado, que entonces formaban parte del grupo de cinco años del Kindergarten, fueron la primera camada que inició la inmersión en grupos heterogéneos de idioma, en la Goethe-Schule, no todos estaban convencidos del éxito del concepto. 

 

Inmersión – Más que una enseñanza convencional

El enfoque de inmersión se conoce comúnmente como un «baño de lengua» en el que los niños se sumergen. A diferencia de la enseñanza convencional, la lengua no se enseña sistemáticamente, sino que se utiliza en las actividades cotidianas del jardín de infantes o de la escuela; es a la vez la lengua de comunicación y la lengua de instrucción. 

La inmersión se basa en los fundamentos de la psicolingüística, que se ocupa, entre otras cosas, de la adquisición de las lenguas. Sabemos por estudios psicolingüísticos que la inmersión se aproxima a la forma en que una persona aprende su lengua materna. 

Suena convincente…  pero ¿sería suficiente este enfoque para enseñar a niños sin antecedentes familiares de germanoparlantes junto con (los pocos) niños que crecen hablando alemán en sus respectivos grupos de aprendizaje? ¿Nuestros alumnos sin vínculos familiares con el alemán en casa tendrían más éxito lingüístico con este concepto que en los grupos F anteriores? 

Nuestra primera evaluación internacional con niños de inmersión demostró ahora lo que los maestros de aquellos grupos habían concluido hace tiempo: Los niños de inmersión son más abiertos, desinhibidos y productivos con la lengua alemana y tienen un vocabulario más amplio.

 

La prueba comparativa internacional de nivel A1

Este año, por primera vez, esos niños de inmersión participaron en la prueba comparativa internacional de nivel A1 de la ZfA. Está dirigido a alumnos de 9 a 10 años de educación primaria y evalúa las competencias de lectura, comprensión oral, expresión oral y escritura en el nivel A1. Así, la A1 es el primer hito importante en el camino hacia el DSD, que permite hacer un pronóstico sobre las capacidades lingüísticas de nuestro alumnado.

Los resultados hablan por sí solos: la mayoría de nuestros alumnos de cuarto grado se encuentran en el nivel A1, el 99% de los alumnos en al menos 3 de las 4 subcompetencias, el 74% en las 4 áreas de competencia.

Comparando los grupos de inmersión con los alumnos F de 2019, se aprecian gratas mejoras sobre todo en las competencias productivas orales y escritas: el 85% de los niños aprobaron el examen escrito y el 94% el oral. 

Así, por el momento, hemos conseguido uno de los objetivos que nos habíamos propuesto: una mejora lingüística de los alumnos que no tienen contacto con el alemán fuera de la escuela. Y esto a pesar de la pandemia, a pesar de un año entero de aprendizaje a distancia (con un cambio de libro de texto de alemán) y medio año en el sistema híbrido.

Se trata de un resultado global del que todos los involucrados pueden sentirse orgullosos: los alumnos y sus padres, las maestras jardineras que sentaron las bases en Kindergarten, así como todos los docentes de primaria que se ocuparon de los niños desde el primer grado, pero especialmente en el último año y medio bajo condiciones sumamente difíciles. 

¡Felicitaciones!