Por Antonia Canevaro
La tarde del jueves 1 de septiembre tuvo lugar en la Goethe-Schule una charla sobre Johann Wolfgang von Goethe. Además, esta charla no estuvo a cargo de cualquier persona, sino de Martín Bunge, un alumni del colegio. A la misma asistieron familias, docentes, miembros del equipo directivo y de la Comisión Directiva, alumnos de Kindergarten, Primaria y Secundaria, y también muchos otros alumni. Fue una noche para acercarnos a algo de aquello que nos une, a quien nos da nombre como comunidad escolar, a través de un orador que no solamente sabe mucho del tema, sino que está inmerso en esta experiencia y comprometido con transmitir la “ciencia para la vida” de Goethe.
A través de un viaje por la vida y la obra de Johann Wolfgang, Martín nos fue guiando por los acontecimientos y las reflexiones que marcaron la vida del científico, nos contó cómo valoraba sus vínculos y el intercambio con las personas que lo rodeaban, cómo antes de explicar el mundo buscaba comprenderlo, observarlo y así poder contemplar verdaderamente aquello que sucede. También nos invitó a hacer pequeñas prácticas para entender la profundidad de las reflexiones de Goethe. En un momento nos mostró una imagen y preguntó al público: “¿Qué ven?”. Entre otras respuestas, Mathias I., alumno de 5° año de Primaria, contestó lo que todos pensaron: un cubo. A partir de este disparador, Martín nos acompañó para entender que aquello que ven nuestros ojos es una idea que ya tenemos, ya que sin el concepto de un cubo, veríamos simplemente unas líneas negras sobre un fondo blanco. La reflexión que acompañó esta práctica marcó el resto de la charla: la experiencia sensorial de nuestros ojos es para todos la misma, sin embargo, lo que nuestros ojos ven es diferente para cada persona. Ver es, por lo tanto, un acto moral. Los individuos participamos en la manera en que vemos las cosas, todo lo que vemos está intervenido por quiénes somos. Como nos explicó Martín, somos participantes en lo que vemos y la ciencia goetheana se basa en ese concepto. Nuestra forma de ver el mundo es la materia prima para hacer ciencia.
Luego seguimos el recorrido por la vida de Goethe, ya que esta fue también un viaje de transformación en su forma de ver y entender el mundo, de aproximarse a la naturaleza. Goethe comenzó a enfocarse en la vivencia y a practicar esta manera de ver el mundo, porque practicar esta forma de observar genera una vivencia interna que fortalece la experiencia de la vida, agudiza la mirada. ¿En qué aspectos es nuestra mirada más aguda? ¿Nuestros sentidos ven con más complejidad que otros? En aquellos que tenemos más entrenados. Por ejemplo, hay quienes ven en el universo de las aves cientos de colores y formas diferentes, y quienes ven simplemente “pájaros”. Y la experiencia se vuelve diferente, la apreciación del mundo es otra, es más profunda, más compleja, más participativa.
Luego, Martín nos contó sobre el viaje de Goethe a Italia y cómo estuvo marcado por una pregunta: ¿de dónde vienen las plantas? En esta aventura, Goethe buscó entender el proceso por el cual cada planta llega a tener su forma, comprender qué fuerza formativa existe dentro de cada planta. Esta parte de la charla generó mucho entusiasmo, muchas preguntas e intercambios.
Uno de los aspectos más enriquecedores de la noche fue el entusiasmo de Martín, su respeto hacia las ideas de Goethe, su compromiso con compartir aquel saber y aquellos pensamientos de la manera más fiel posible a la práctica del científico. Retomo una reflexión final de Martín que nos convoca a todos:
“El gran aporte que tiene esta mirada particular es la idea de que como somos participantes, mucho de lo que está sucediendo nos refleja. En esta forma de hacer ciencia hay una posibilidad de observarnos. Cuanto más conozcamos quiénes somos, más conscientes vamos a ser de nuestra forma de ver. Si entendemos que ver es un acto moral, podremos encontrar una gran oportunidad en trabajar sobre nuestra mirada. Así, nos aventuramos en el conocimiento de la ciencia para volver más preparados a la vida.”