Por Bernd Rohwedder

Las siguientes fotografías fueron realizadas con el telescopio emplazado en la cúpula astronómica de la Goethe-Schule. El instrumento es un Takahashi FSQ106 al cual se le acopló una cámara digital refrigerada incapaz de distinguir colores. Los sensores de las cámaras digitales que utilizamos en el día a día en realidad tampoco pueden distinguirlos. Pero como esas cámaras son usadas para producir «instantáneas» semejantes a lo que percibe el ojo humano, los tres receptores de color presentes en nuestro sensor natural («retina») son simulados mediante una rejilla de filtros de color alternantes emplazada delante de cada punto («pixel») del sensor. De esta manera, cada pixel efectivamente «ve» el color correspondiente a su filtro.

Las imágenes mostradas a continuación muestran objetos de baja luminosidad. A pesar de que el diámetro del lente de entrada del telescopio es mucho mayor que el de nuestro ojo, para captarlas es necesario detectar su escasa luz durante largas horas. Definitivamente estas fotos no son «instantáneas». Por este motivo carece de sentido intentar simular la fisiología del ojo humano. Para reproducir lo que el ser humano interpreta como los «colores» de una imagen, las siguientes fotos son en realidad superposiciones de tres imágenes tomadas sucesivamente durante varias horas de exposición con diferentes filtros de color. Como durante este tiempo el cielo se mueve, es imprescindible contar con una montura motorizada, visible en la foto.

Agradecemos a Alejandro Tombolini la calibración de fondo y de color de todas las fotografías aquí mostradas, el tratamiento de ruido y la aplicación de otros algoritmos matemáticos.